
Existe una rama de la medicina poco común, pero que ha venido tomando fuerza en los últimos 5 años. Se trata de la Medicina Culinaria, una corriente con al menos 10 años de desarrollo en Estados Unidos y que, en Colombia, lleva 5 años implementándose por medio de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas.
Esta promueve un estilo de vida donde sus pilares fundamentales son la alimentación, la nutrición, el ejercicio, el manejo de las emociones y el estrés al evitar consumir sustancias que pueden ser percibidas como “tóxicas”.
Al respecto Liliana Rojas, Médica y Docente de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, explicó que “en la Medicina Culinaria se combinan estrategias desde la forma de cocinar, desde el coaching, el conocimiento médico y se les dan a los pacientes las herramientas para manejar sus patologías a través de la comida”.
Además, a través de ella se puede enseñar a los pacientes a reemplazar ingredientes que parecen “indispensables” y sustituirlo por especias u otras alternativas, para que puedan disfrutar más la comida sin recurrir a productos ultraprocesados o elementos que puedan perjudicar su condición de salud.
Recomendaciones para cuidar la salud a través de la Medicina Culinaria

Liliana Rojas compartió algunas recomendaciones para disfrutar la comida sin remordimientos y con un enfoque saludable:
En primer lugar, señaló la importancia de utilizar ingredientes autóctonos, que estén en cosecha y que estén relacionados con las costumbres y la crianza de cada paciente. Esto implica, por ejemplo, no sugerir a un paciente de la región paisa que deje de consumir frijoles.
La especialista insistió en que es necesario ser coherente con las tradiciones alimentarias y también con el presupuesto de cada persona. Por ello, resulta fundamental conocer el mercado, los costos y, sobre todo, las preferencias del paciente para brindar recomendaciones adecuadas.
Para ejercer Medicina Culinaria, lo más importante es que sea practicada por profesionales de la salud (médicos, y eventualmente enfermeras jefes o nutricionistas) que comprendan el origen de cada patología.
Además, deben tener dominio de técnicas relacionadas con la seguridad alimentaria en la cocina: conservación, almacenamiento y métodos de cocción. Solo así podrán orientar adecuadamente al paciente.
